Cuando el alma tiene dos caras by Doli Pereira

Cuando el alma tiene dos caras by Doli Pereira

autor:Doli Pereira [Pereira, Doli]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántica
editor: Letrame Editorial
publicado: 2018-10-07T22:00:00+00:00


Capítulo 16

La vida en un instante se puede volver algo insoportable. ¿En qué momento todo cambió? ¿Cuándo fue que la persona que tenía a su lado se convirtió en un perfecto desconocido?

Elena llevaba un mes desde su regreso en una eterna noche. Toda la fuerza que le caracterizó había quedado en el pasado. A veces sentía que todo era producto de un castigo por su ambición y que todo lo merecía por el dolor que causó al tomar ciertas decisiones en su vida. Con el paso de los días sentía que era una mujer fracasada, la cual había perdido el control sobre su vida.

Su teléfono sonó otra vez insistentemente haciéndola regresar de sus pensamientos. Lo cogió sin mirar quién era.

—Sí.

—Elena, te recuerdo que hoy es el homenaje a mi tío. A las siete Ravi pasará a recogerte.

—Está bien.

Desde la muerte de Jacinto, Javier había tomado el control de la empresa según su última voluntad y ella era más participe de los actos de la fundación que también había pasado a manos de su esposo. Siempre tenía que estar en aquellas reuniones donde Javier la exhibía como un trofeo, o una pieza que él disponía sin preguntar.

Aquella noche era muy especial para él, ya que le hacían un homenaje por todos los años ayudando a los más desfavorecidos de la ciudad, dignificando la realidad de las personas a través de su organización.

Cuando la peluquera llegó a la mansión Elena todavía seguía vagando en sus pensamientos.

—Dígame, señora, ¿Ya ha pensado cómo quiere llevar el cabello?

—No, no lo he pensado.

—Y su vestido para esta noche, ¿dónde está? —dijo buscándolo con la mirada en la habitación—. Según el que haya elegido, podemos hacernos una idea de qué le favorecerá más.

—Ahí está, sobre la cama —indicó Elena.

—¡Perfecto! Yo creo que un recogido bajo le iría ideal.

Elena forzó una pequeña sonrisa deseando que aquella noche ya estuviera en su final.

Cuando terminó de peinarla y maquillarla, Elena completó su obra con su vestido negro y unos altos zapatos de tacón. Se miró al espejo y sintió que había acertado al elegir. Negro como su vida. Sin luz. Sin esperanzas.

Ravi se apresuró para abrirle la puerta del coche cuando llegaron. Elena se quedó por unos segundos intentando decirse a sí misma que tenía que coger fuerzas. Si Javier le veía una mala cara sabía que, al llegar a casa, arremetería contra ella. Porque si algo salía mal, últimamente ella era siempre la culpable.

El evento, una vez más, estaba repleto de la gente más acaudalada e ilustre. Aquel lugar había sido ataviado de tal forma que seguro todo el dinero invertido en esa noche ayudaría a los más desfavorecidos de la ciudad y alrededores. Pero a Javier le gustaba demasiado ostentar y, sabiendo que todo aquello era en honor a su tío, no escatimó en nada

Durante la noche, Elena conoció a tanta gente que su cerebro se sentía saturado de nombres, algunos imposibles de recordar y pronunciar.

Aprovechando que su marido se había unido a un grupo de hombres que



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